
Parece ser que el fuerte viento que soplaba impidió al piloto realizar de forma correcta la maniobra de aterrizaje y tuvo que tomar nuevamente altura para intentarlo instantes más tarde, lo que provoco la angustia y la zozobra en la plantilla xerecista.
Afortunadamente, todo ha quedado en un susto y la tranquilidad ha vuelto a la expedición azulina.
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