
El no haber logrado inaugurar el marcador a su favor en los cuatro partidos anteriores ya pesaba en la moral de un equipo incapaz de creerse la Cenicienta de Primera y loco por hacerse respetar en una categoría complicada y dura como pocas en el mundo.
Con el cambio de sistema Ziganda buscaba romper el mal fario. Armenteros daba mayor profundidad al jugar junto a Maldonado y las bandas actuaban con más libertad de movimientos, pero la realidad es que al Xerez le hacía falta algo más para estrenarse de verdad en Primera.
El Cuco volvió a dejar claro que no ve solución ni con Maldonado ni con Bermejo. Volvió a usar a los dos delanteros convocados para tener mordiente arriba, algo complicado si el equipo ni tiene, ni quiere el balón cuando se siente presionado por el rival.
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