Ya no hay más camino. Tras el Martínez Valero aparece un gran precipicio hacia la nada. Un vacío, una gran interrogación y un pequeño puente de esperanza hacia un 'play off' en el que casi nadie cree. La chispa de Javi López se ha hecho esperar hasta el final: «La semana pasada no creía ni el apuntador». Y qué razón tenía el todavía técnico del Xerez Club Deportivo. Ni los propios protagonistas podían pensar que los resultados de Chapín, El Alcoraz y Santo Domingo se alinearían dando una semana más de vida a un equipo que esta noche sí afronta su gran
final.
Pero a diferencia de lo que ocurrió en Pamplona hace un año, ahora la fe no viaja hasta tierras ilicitanas para apoyar a los azulinos. La afición xerecista no cree en el milagro y ha dejado prácticamente solo a un equipo que ha vivido una de las temporadas más extrañas de los últimos años. Y es que si el arranque fue bueno con la mejor cifra de socios en Segunda División de la historia, el final está siendo bastante «rarito», pues este Xerez de Javi López nunca ha terminado de enganchar a la grada de Chapín.
Con fe o sin ella, con el apoyo de su afición o sin el, el Deportivo afronta con un fino hilo de vida su último encuentro. Su gran final. Pero sus temores están repartidos entre Elche y Valladolid, pues el cuadro jerezano no solo tendrá que imponerse al equipo que entrena Bordalás si no que también tendrá que esperar a que el Valladolid no puntúe en su estadio ante un Alcorcón que nada se juega. La carambola es importante, pero Javi López prefiere estrechar el círculo, centrarse y centrar a sus jugadores en sacar adelante un partido con una previa cargada de dudas. Básicamente, porque Javi López no sabe qué Elche se encontrará. En principio, hay que tener en cuenta que el cuadro ilicitano solo ha perdido tres encuentros en su estadio, pero esto no quiere decir que sea uno de los equipos más potentes en su campo. De hecho, solo hay que comparar el pobre bagaje del Xerez este año en Chapín -donde ha sumado 35 puntos- con los 39 de los franjiverdes. Tampoco es para tanto.

Pero a diferencia de lo que ocurrió en Pamplona hace un año, ahora la fe no viaja hasta tierras ilicitanas para apoyar a los azulinos. La afición xerecista no cree en el milagro y ha dejado prácticamente solo a un equipo que ha vivido una de las temporadas más extrañas de los últimos años. Y es que si el arranque fue bueno con la mejor cifra de socios en Segunda División de la historia, el final está siendo bastante «rarito», pues este Xerez de Javi López nunca ha terminado de enganchar a la grada de Chapín.
Con fe o sin ella, con el apoyo de su afición o sin el, el Deportivo afronta con un fino hilo de vida su último encuentro. Su gran final. Pero sus temores están repartidos entre Elche y Valladolid, pues el cuadro jerezano no solo tendrá que imponerse al equipo que entrena Bordalás si no que también tendrá que esperar a que el Valladolid no puntúe en su estadio ante un Alcorcón que nada se juega. La carambola es importante, pero Javi López prefiere estrechar el círculo, centrarse y centrar a sus jugadores en sacar adelante un partido con una previa cargada de dudas. Básicamente, porque Javi López no sabe qué Elche se encontrará. En principio, hay que tener en cuenta que el cuadro ilicitano solo ha perdido tres encuentros en su estadio, pero esto no quiere decir que sea uno de los equipos más potentes en su campo. De hecho, solo hay que comparar el pobre bagaje del Xerez este año en Chapín -donde ha sumado 35 puntos- con los 39 de los franjiverdes. Tampoco es para tanto.
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